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Cuenca, casas colgadas y mucha historia

Cuenca, una ciudad que hay que visitar. Declarado Patrimonio de la Humanidad, su centro histórico se conserva como antaño, con casas de colores y pilones de agua para animales. Sus distintos miradores nos proporcionan unas espléndidas vistas.

La plaza Mayor de Cuenca es el corazón del casco viejo de la ciudad, donde se ubica la Catedral gótica y otros edificios históricos como el convento de las Petras, del siglo XVI, fundado por un canónigo de la catedral. El edifico del Ayuntamiento, del siglo XVIII,  cierra un conjunto monumental. La Plaza Mayor es un punto de encuentro con numerosos restaurantes y bares con terrazas.

La Catedral de Cuenca, gótica dedicada a Santa María y San Julián, mandada a construir sobre la mezquita árabe tras la conquista de la ciudad por el rey Alfonso VIII de Castilla, en 1177, fue el primer edificio construido tras la Reconquista. Aunque en ese momento el estilo arquitectónico predominante era el románico el templo se construyó siguiendo parámetros góticos, que hicieron que se convirtiera en la primera catedral gótica de Castilla, junto con la de Ávila. Fue reconstruida con el paso de los siglos, siendo la fachada actual una reconstrucción de principios del siglo XX.

Al salir de la catedral, subiendo en dirección al viejo castillo, se sigue el trazado medieval de callejuelas y pasadizos que te transportan a otros tiempos.  El Arco de San Nicolás, el colegio de los jesuitas o un antiguo aljibe árabe reconvertido en restaurante se suman a la extensa lista de lugares curiosos que ver en Cuenca dando un paseo a pie por sus calles..

Las Casas Colgadas de Cuenca con balcones góticos de madera en voladizo sobresalen sobre el barranco. Fueron construidas en el siglo XIV y las que hoy se conservan son sólo una reliquia de la Cuenca medieval, donde llegó a haber decenas de casas colgando al borde del barranco con esta peculiar estructura. Estrechas, con un tejado a dos aguas y sólo dos o tres habitaciones por planta, aprovechaban la verticalidad del terreno para ubicar la bodega. Fueron usadas como vivienda durante siglos. En los años 60 fueron restauradas y albergan el museo de Arte Abstracto Español.

El puente de San Pablo original fue construido entre los años 1533 y 1589 para conectar el Convento de San Pablo, de la Orden de Santa Domingo, con el casco urbano de la ciudad,  salvando el abismo por donde discurre el río Huécar. El viejo puente se derrumbó en 1895 y el antiguo convento de los Dominicos hoy es el Parador de Cuenca. En 1902 se construyó el nuevo puente de hierro y madera. Desde el Puente de San Pablo se tienen unas estupendas vistas de las Casas Colgadas.

La Torre de la Mangana, situada en el antiguo barrio árabe y posterior judería de la ciudad no se sabe a ciencia cierta la fecha de su construcción. Se cree que fue restaurada en el siglo XVI y utilizada como reloj, aunque con anterioridad formó parte del alcázar y las murallas de la ciudad. De 28 metros de altura en planta cuadrada de estilo italiano, reducto del antiguo alcázar que existió para defender la ciudad. El reloj que marca las horas data de 1493 y fue autorizado por los Reyes Católicos ya que al barrio del Alcázar no llegaba el sonido del reloj de la catedral.

La muralla de Cuenca fue construida durante la época medieval. El trazado seguía el cauce del río Huécar, la calla de los Tintes y seguía por el cauce del río Júcar hasta llegar al castillo. La muralla tenía varios torreones, así como puertas y portillos de acceso; de estos últimos quedan la puerta de San Juan, el espacio donde estaba la puerta de Valencia y el portillo de San Pablo.

En la pequeña plaza de la Merced encontramos importantes edificios: iglesia y convento de la Merced, construidos en el siglo XVI y con dos preciosas portadas barrocas. Aquí estuvo desterrado Tirso de Molina y escribió su obra La prudencia en la mujer. También está el Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha, que fue inaugurado en 1999 y tiene un planetario.

El paseo junto al cauce del río Huécar permite contemplar la ciudad desde fuera, con la típica estampa de las Casas Colgadas. Aquí podemos observar el lugar donde se arrojaba al vacío a los condenados a muerte por el Tribunal de la Inquisición.

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