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Pamplona, mucho más que Sanfermines

Pamplona, con el nombre Iruña, ya existía en la Edad del Hierro, después vendrían los romanos,  visigodos, musulmanes, Batalla de Roncesvalles…

Hoy, los Sanfermines son mundialmente conocidos, pero Pamplona tiene historia, arquitectura, gastronomía y cultura como para que merezca la pena su visita en cualquier época del año. Con sus calles sinuosas, edificios medievales, iglesias, catedrales y un sinfín de monumentos y lugares de interés, es una auténtica delicia pasear por el El Casco Viejo de Pamplona.

La plaza del Castillo, es el centro neurálgico de la capital de Navarra, presidida por el edificio del Palacio de Navarra, sede de las instituciones navarras.

La catedral de Santa María la Real, con una fachada neoclásica más reciente que poco tiene que ver con el resto del edificio, forma uno de los conjuntos catedralicios mejor conservados de España. Destaca un claustro gótico del siglo XIV, una sacristía de estilo rococó y una iglesia con naves de crucería.

El museo de Navarra, alberga un interesante conjunto museístico de la historia y la cultura de Navarra. Erigido sobre el antiguo hospital de Nuestra Señora de la Misericordia, contiene una muestra de cuadros de Goya.

Las murallas de Pamplona, construidas a lo largo de los años para dotar a la ciudad de un anillo fortificado que la protegiese. En la actualidad es posible visitar una buena parte de estos.

La ciudadela de Pamplona, de estilo renacentista y construida por orden de Felipe II entre los siglos XVI y XVII. Mantiene un inmejorable estado de conservación.

La iglesia de San Saturnino, a escasos metros del Ayuntamiento de Pamplona y de la plaza del Castillo, es toda una joya arquitectónica.

En Pamplona he podido degustar unos exquisitos pintxos.

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